O cómo calcular un fondo de maniobra a prueba de balas.
Te levantas un lunes cualquiera y te encuentras con que no puedes hacer frente a un pago que tenías pendiente porque un cliente te ha devuelto un recibo con el que contabas.
¿Qué haces ahora? Tiras de la póliza de crédito, que te va a dejar más seco que la mojama a causa de los intereses. O puedes optar por no hacer frente al pago pendiente de tu proveedor, dañando la imagen que tiene de ti y la relación que tiene contigo.
¿Cuántas veces te has encontrado en esta situación? Eso no te pasaría si tu fondo de maniobra estuviera en forma.
Si quieres tener a mano una solución para los pagos a corto plazo, aunque te encuentres con gastos imprevistos o cobros que nunca llegan, sigue leyendo, porque esto te interesa.
Hay dos formas de enfrentarse a la falta de liquidez a corto plazo:
- o te endeudas (ya sea pidiendo un crédito, dinero a tu abuela o encomendando tu alma al diablo),
- o creas un fondo de maniobra a prueba de jugarretas del destino.
En Assesora consideramos que la vida ya es demasiado dura como para sufrir también por tu empresa, así que vamos a darte unas claves con las que podrás sanear ese fondo.
Qué es el fondo de maniobra
Es la garantía de que una empresa puede hacer frente y garantizar su solvencia a corto plazo.
Para calcularlo, debes despejar esta resta:
Activo corriente |
Generadores de ingresos a corto plazo: existencias, dinero en caja, deudas de clientes, etc. |
— Pasivo Corriente |
obligaciones a corto plazo: préstamos, salarios, acreedores y proveedores, impuestos, etc. |
Si el resultado es positivo, te felicitamos.
Si es negativo, tenemos un problema, Houston. Pero no te preocupes, que se puede sanear.
Toma nota, que te vamos a dar unos cuantos tips con los que conseguir un fondo de maniobra sano sanote.
#1. Controla tus existencias y tu inventario en tiempo real
Es habitual que las existencias en una empresa se descontrolen cuando obtenemos rebajas en el precio por pedir cantidades más elevadas.
Pero quizás es cuestión de hacer un pequeño ejercicio de comparativa antes de caer en la trampa.
Los descuentos por cantidad pueden ser muy golosos, pero también pueden traer consigo otros costes que no tenemos en cuenta al tomar la decisión de compra: de almacenamiento, un ciclo de rotación demasiado largo, o verte en la obligación de necesitar financiación para hacer frente a una factura más elevada, etc.
Sobre todo controla todas esas existencias que, por cambio de tendencias, te las vas a tener que comer con patatas. No lo permitas. Encuentra la forma de liquidarlas porque si se te quedan en el almacén, no producen.
En el mercado existen varias soluciones con las que podrás tener un control sobre tu stock en tiempo real y actuar en consecuencia. Si no tienes un programa todavía, te recomendamos que le eches un ojo a Holded, porque es un sistema que va a solucionarte la vida.
#2. Invierte, pero con cabeza
Somos defensoras del dicho “renovarse o morir”, pero siempre que se haga con conocimiento de causa.
Es imposible que una empresa pueda subsistir durante muchos años sin invertir en cosas tan importantes como digitalizarse, formar a sus trabajadores o trabajar su propio marketing, pero es habitual que las empresas se endeuden por culpa de inversiones que superan sus posibilidades.
¿Cómo evitar pillarse los dedos?
Analizando el coste real (lee siempre la letra pequeña) y calculando el retorno que va a tener esa inversión.
Si prefieres que ese tipo de estudio te lo haga una empresa que sepa de qué va realmente, te decimos: “Hola, somos Assesora y estamos aquí para lo que necesites”.
#3. Controla muy bien los plazos de cobro
¿Nunca te han dicho eso de “con el dinero no se juega”? Pues con los cobros, mucho menos.
Si eres protagonista de una peli de terror llamada “No doy a basto”, te decimos desde Assesora, que hay cosas que debes priorizar, y una de ellas es evitar que tus clientes acaben siendo morosos.
¿Cómo? Estando encima.
Aquí no hay magia de cuerno de unicornio ni polvos de hada: solo te va a funcionar si dedicas tiempo y esfuerzo.
Y nos dirás: “No me da la vida para controlar tanto”.
¿Sabes qué es el outsourcing? Entra aquí y deléitate. Te vamos a cambiar la vida.
Estipular de antemano los plazos de cobro con los clientes es vital para que tu fondo de maniobra esté más fuerte que un bíceps de Vin Diesel.
#4. Incentivos para los trabajadores
Existe la posibilidad de hacer aportaciones en concepto de plan de ahorro a nombre de los trabajadores con las que puedes complementar sus nóminas.
Es una forma de cuidar y fidelizar a tus empleados, pero también tiene beneficios para tu empresa, y es que este complemento es deducible en el Impuesto de Sociedades.
Dependiendo del tamaño de plantilla con la que cuentes, el ahorro será más que significativo.
#5. Equilibra el saldo entre lo que debes pagar y lo que vas a cobrar
Aunque en el 2010 se prohibió por ley que una factura tuviera un vencimiento mayor a 60 días, a la práctica, las empresas acaban pactando sus propios plazos primando sus propios intereses.
Si este es tu caso, déjanos decirte algo: haz lo que quieras, pero sé coherente.
¿A qué nos referimos con esto?
Revisa si los plazos de pago y los de cobro tienen sentido. Tienen razón de ser cuando son similares. No la tienen cuando tienes que pagar a 30 días a tus proveedores y cobras a 90 días a tus clientes.
En serio, eso no es un buen negocio.
Conclusión
Tener un fondo de maniobra guapo y reluciente es la consecuencia de una buena gestión de empresa. Sabemos que a veces es complicado invertir dinero en ese sentido porque todo son gastos, pero un gasto en un estudio para analizar qué mejorar en tu gestión, nunca es una pérdida de dinero.
En Assesora estamos muy puestas en este tipo de análisis y además, nos encanta ayudar.
Si crees que algo en tu empresa no funciona, hay que detectarlo cuanto antes para poner remedio.
¿Te echamos una mano?